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domingo, 13 de septiembre de 2009

La defensa de la sanidad pública nos hace más solidarios

Recojo aqui unas reflexiones efectuadas sobre la importancia de la Sanidad Pública en una reunión sobre Servicios Públicos celebrada en Madrid y que, entre otros temas, abordó esta cuestión de tanta trascendencia para el desarrollo de las políticas solidarias:

"La salud como derecho humano fundamental no debería comprarse ni venderse. Es un derecho básico del ciudadano, el pilar de su bienestar y de su reconocimiento como persona. La privatización de la sanidad arrolla a los sistemas públicos desde la década de los noventa. En los últimos tiempos, y sobre todo debido al creciente endeudamiento de los Estados como consecuencia de la crisis, esta tendencia se está agudizando de forma alarmante. La ola privatizadora de la sanidad comenzó en América Latina, donde se presentó como una forma para mejorar la gestión de los servicios, mientras el Estado actuaba como controlador.

Fue un modelo ampliamente impulsado por las instituciones financieras internacionales y que seguía la imagen del débil sistema de salud de Estados Unidos (que actualmente deja sin cobertura sanitaria a 47 millones de personas, a pesar de ser el país del mundo con más gasto sanitario). Curiosamente, ahora que Estados Unidos está girando hacia un sistema público que garantice la asistencia a todas las personas, hay países como España que van para atrás, mediante políticas decididamente encaminadas a minar los cimientos de la sanidad pública, como se pone en evidencia en el mal gobierno sanitario ejercido por el Gobierno de la Comunidad de Madrid.

Ante esta tendencia, cabe preguntarse si es lícito hacer negocio con la salud. Si la gestión se rige por las leyes del mercado, ¿qué ocurre con la medicina preventiva, las enfermedades crónicas o los sistemas de vigilancia epidemiológica? ¿Pueden los sistemas privados hacer frente a los grandes retos mundiales que suponen epidemias como la gripe A? ¿Y qué ocurre cuando los hospitales dejan de ser rentables? La ingente cantidad de dinero que los Estados tienen que invertir para rescatar a centros de gestión privada que quiebran ha sido denunciada de forma reiterada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La salud como derecho humano fundamental e integrador socialmente debería garantizarse y defenderse. Sólo los sistemas públicos pueden garantizar la salud de las personas más pobres y enfermas. La gran tentación es crear estructuras estatales “sólo para pobres”, tal como sucede en América Latina y como ocurría en España cuando existía la beneficencia. Unas estructuras que están mal dotadas, peor atendidas y en las que el paciente ni siquiera tiene derecho a reclamar porque, en el fondo, son estructuras de caridad.

Además de vulnerar derechos humanos, la privatización de los servicios de salud no ha demostrado ser capaz de mejorar sensiblemente la salud de la población. La OMS ha sido muy clara en este sentido. En 2006, denunció que la gestión privada de los centros reduce la calidad de la asistencia, puesto que se centra fundamentalmente en el cumplimiento de plazos y presupuestos en lugar de centrarse en la atención a las personas, encarece las prestaciones y enriquece a los concesionarios a costa de las arcas públicas.

¿Quién paga, entonces, el negocio de la Sanidad? La Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública presentó recientemente un informe bastante crítico sobre la Sanidad en España. Según este documento, el sector público cubría en 1980 el 81% del gasto sanitario anual; en 2005, esa cifra se redujo al 70%, para situarse en un 62 % en 2008. Aunque no seamos conscientes de ello, el sector privado ya representa el 30% del gasto sanitario, con lo que ello supone. La obtención del lucro económico, intrínseca a la gestión privada, se logra a costa de altas hospitalarias precoces, reducción de medicamentos, disminución de personal, precarización de contratos y derivación de los casos más complicados a centros de gestión pública.

En definitiva, los grandes perdedores somos los ciudadanos y, en concreto, las personas más vulnerables, con menos recursos, inmigrantes en situación irregular o quienes sufren enfermedades crónicas o raras. Debemos preguntarnos si queremos que nuestros hospitales se gestionen como negocios empresariales, determinar cuál es el concepto de salud que defendemos, pensar si es lícito hacer negocio con la salud y permitir que unos pocos ganen en detrimento de la salud de la mayoría.

Debemos, en definitiva, fortalecer y mejorar un sistema sanitario público y alejarnos de la vorágine neoliberal que comercializa incluso los derechos humanos y las necesidades más básicas de las personas".

11 comentarios:

Martine dijo...

"La salud como derecho humano fundamental no debería comprarse ni venderse"
De ninguna de las maneras, no es lícito poner precio a la salud de las Personas!
Excelente Post! Y con tu permiso voy a colgar el logo con enlace a esta Entrada.
Un abrazo, Fernando.

ELILUC dijo...

Estoy de acuerdo con Selma, La Salud es un derecho humano!!!! mery

Antonio Aguilera dijo...

"En definitiva, los grandes perdedores somos los ciudadanos y, en concreto, las personas más vulnerables, con menos recursos, inmigrantes en situación irregular o quienes sufren enfermedades crónicas o raras. Debemos preguntarnos si queremos que nuestros hospitales se gestionen como negocios empresariales...".

Destaco el anterior entrecomillado como conclusiòn a lo que se expone en el escrito.

¿Cómo vamos a tolerar que se comercie con la salud de las personas?.

El siguiente paso sería comprar órganos de los fusilados en China y en otros paises.

Ceder en ésto sería una grave aberración. Monstruoso.

Un abrazo Fernando y demás amigos

Unknown dijo...

En particular en Argentina, la moda privatizadora de los sitemas de Salud ha sido nefasta. Hoy gran parte de la salud es "Pre-paga" mediante alguna clase de plan. Los hospitales publicos carecen de insumos imprescindibles como camas, gasas o alcohol, y evitan hacer estudios normales y baratos, pero indispensables, debido a la falta de presupuesto.

Si alguién cree que la medicina pre-paga es mejor, tiende a equivocarse. Porque todo se iguala para abajo. La atención es levemente mejor que en un hospital público. Asi y todo, debemos reconocer, que podría ser mucho peor. El hecho de que habitantes de paises vecinos, como Bolivia, Paraguay,y Perú, realizen "tours sanitarios" para venir a hacerse atender gratuitamente en los hospitales de Argentina, nos indica que las cosas todavía pueden estar mucho peor, como de hecho sucede en estos otros países.

Un turno para atención médica, puede hoy demorar de 6 a 9 meses en Argentina. Los hospitales se encuentran saturados, atendiendo a extranjeros (que también tienen derecho a la salud, no lo negaré) y postergando a los Argentinos, que son quienes con su trabajo pagan por el servicio. (Lo que me hace pensar en la inminencia del surgimiento de un conflicto futuro).

El derecho humano a la Salud No puede negociarse. Es a mi manera de Ver un derecho de alcance universal.

les dejo un beso a todos
juank.

Silvi (reikijai) dijo...

La libertad y la salud…dos derechos inalienables… Argentina cuenta tres tipos de asistencia: el público, el de Obras Sociales y el privado. La eficiencia y calidad, por muchos años nos diferenció del resto.Sistema público,hospitales y los centros de atención primaria; esta a cargo la coordinación de Ministerios y Secretarías de la Salud de las diferentes jurisdicciones (nacional, provincial o municipal) es gratuito.Sistema de seguridad social (Obras Sociales); principal proveedor de servicios hasta que en de la década de los ochenta, entra en crisis. La pérdida de recursos, la debilidad institucional; consecuencia del proceso internacional de terciarización del trabajo y la pérdida de peso de los sindicatos.
La mitad de los beneficiarios de los planes voluntarios de mutuales y Prepagas suelen tener también Obra Social. Explica, en parte, que un crecimiento significativo del desempleo (como el registrado durante la década de los años noventa) no haya repercutido linealmente sobre la cobertura de la seguridad social. La doble cobertura ha funcionado como mecanismo "amortiguador" del impacto del desempleo sobre la demanda de seguridad social. También se ha registrado, el incremento de los beneficiarios por cada titular a portante.
El sistema de salud argentino está compuesto por tres subsistemas: el público, el de las Obras Sociales y el privado. De ahí la importancia de tener en cuenta las características centrales de cada uno de ellos para lograr una visión cabal del escenario existente en este sector.
La falta de integración entre si, y los serios niveles de fragmentación dentro de cada uno de ellos. En el público, tradicionalmente se ha observado la existencia de una falta de articulación entre las diferentes jurisdicciones (nacional, provincial, municipal). Y, en el caso de la seguridad social (Obras Sociales) y privado, están compuestos por un gran número de organizaciones heterogéneas en cuanto al tipo de población que agrupan,cobertura que brindan, recursos financieros por afiliado y modalidad de operación.
Juan Carlos...lo privado es lo peor y se pagan fortunas...Estoy coapturada,por tener un diabetuco
Cuando salgo del pais,pago seguro asistencial.Fernando,lo único que me alegra,que nosotros no aderimos...Besitos.Silvi.

Silvi (reikijai) dijo...

Perdón la comp. tiene las letras borradas…Como buena dactilógrafa, adivino. Todo sea por el nene…Besitos. Silvi.

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

Que asi sea.

Un abrazo.

Cabopá dijo...

Si,si,si Sanidad Pública siempre universal y gratuita....Besicos.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Totalmente de acuerdo!. Salud y educación deben ser consideradas no meros gastos , sino inversiones sociales que a mediano y largo plazo beneficiarán a todos.


Un abrazo.

Silvi (reikijai) dijo...

Debe decir......lo privado es lo peor y se pagan fortunas...Estoy capturada,por tener un diabético.
Cuando salgo del país pago seguro asistencial.Fernando,lo único que me alegra,que nosotros no adherimos
Besitos.Silvi.

Anónimo dijo...

qué feo eso de ayudar a la gente solo si tiene dinero, la verdad